Por Alexis Mendoza
Nota preliminar: Hace algún tiempo un serio reclamo detuvo nuestro anhelo de publicar los textos de Alexis, quizá su temprana partida del mundo determinó un eterno dolor para su familia y amigos. Sin embargo él nos heredó hojas y hojas y es cuestionable que alguien nos acuse de estar comercializando estos contenidos y más sindicando de que tenemos un deseo insipiente de venganza contra alguien. La verdad sea dicha y solo deseamos que en memoria de nuestro amigo sus textos sean conocidos y que su recuerdo perdure. Velamar
Yo era la sensación bailando salsa.
El Paisa no.
Las chicas me sacudían las caderas corriendo el riesgo de quedar ingrávidas.
El Paisa nada de nada, se dedicaba a hablar y a reír.
A mi me regalaban sus ropas intimas unas moñas que se subían hasta donde les dieran las piernas.
El Paisa salía dizque con los teléfonos anotados y cuando íbamos a llamar contestaba dizque "Cementerio Central, a la orden"
Jua, jua, jua, jua!
Entonces juntos planeábamos la venganza:
Yo las distraía bailando y él mientras robaba sus bolsos y los vaciaba en el baño y los llenaba de papeles sucios y mal olientes... esa táctica dejo de funcional cuando esculcando uno de los bolsos la susodicha resulto que era de la Poli.
A veces el Paisa les invitaba a cerveza y cuando ellas bebían él se moría de la risa y luego me decía en secreto que eso no era cerveza sino orines.
Pero él nunca supo perder ardía de envidia cuando la más linda del salón se aflojaba el brasier y a vista de todo el mundo me lo obsequiaba además de una vista genial de un dorso con las tetas bamboleantes.
Solo sé que un día se canso de los bailes y se hizo rebelde y tuvo el poder de prohibir en las discotecas la salsa.
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