Por Alexis Mendoza
Llego a la casa muy temprano pero la mamá dice que ya salió, creo es mentira, ella nunca madruga tanto pero ese día solo para amargarme el rato se fue al colegio más temprano, iba incomoda con el trabajo: la maqueta. Y solo al verme arrimar se creció con un suspiro y me negó la mirada. Luego apenas pude aparecer a su lado cuando la Profesora llegó para recibir el trabajo, casi estuve por pensar que negaría mi participación en el trabajo, la Profesora me dirigió una mirada como si fuese un bicho raro o ajeno a la clase. Ella volvió a darme la espalda en el recreo, me adelanté a pagar en la tienda lo que había pedido, no lo agradeció, tampoco la alcancé a la salida. Estuvo así por días, y entonces me cansé de su actitud y vacilé, luego busqué a otra chica y un días me sorprendió con el reclamo qué que hacía con esa loca y callejera, "pues se hace lo que se puede" dije insinuando con los dedos una seña sucia, ella se marcho inconforme pero atiné a alcanzarla y confrontarla, se me lanzo a los brazos y estaba llorando susurraba que me extrañaba y que le había hecho falta, le pedí perdón por algo que yo no había hecho y se alegro cuando le conté que lo de la otra chica no iba tan en serio, así gané su confianza y me dejo acompañarle de nuevo todas las manas al colegio. Así aprendí a convivir con las mujeres.
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