martes, 26 de junio de 2018

LA MUJER REFLEJADA

Por Alexis Mendoza

Es más de media noche, un gato negro se cruza en nuestro camino, nada! seguimos ganando cada esquina y divisando el resto, el César sigue haciendo zigzag, en una terraza hay un perro que alborota y revela nuestra presencia, el viento empuja una lata, la luz de las lamparas se apaga a nuestro paso, esta es una nueva revelación, César para y me hace una seña, no entiendo ¿nos siguen o los seguimos?, vigilo mi retaguardia, no hay nadie, sin embargo César hace señas desde el otro lado, voy a su lado y en un susurro me indica sobre el horizonte - allá - acostumbro un poco mis ojos a el horizonte oscuro y de repente soy testigo de un fenómeno, el vapor del aire es absorbido por una presencia que se oculta en la oscuridad. El César tiene la consabida idea de que nos separemos para tender la emboscada, todo me tiembla, y aunque el César tiene su navaja lista no creo sirva de mucho contra los espíritus, el César a gatas inicia un despliegue rápido mientra yo trato de denunciar nuestra presencia haciendo ruido, el César pega el salto y me alerta que va por mi lado, y en medio de todo apunto a ver reflejado en el vidrio la imagen de una mujer que lleva un abrigo rojo y huye aprisa, no valió mi esfuerzo, vamos corriendo detrás de ella y el César está seguro que el espíritu es evasivo y solo podemos captar su reflejo por eso se lleva un pedazo de espejo, apunta a una calle y a otra y nada, y entonces regresamos al lugar donde casi le damos captura, el César halla un cigarrillo humeante teñido de colorete, sacamos nuestros cigarrillos pero es imposible encender una cerilla, renunciamos a fumar, mejor hacemos una fogata con los papeles de un barril, el César está apoyando su espalda en la pared cuando al oído un susurro femenino le insiste -puedes fumar por mí - el César da un salto esgrimiendo el acero de su navaja y no ve nada, como pudimos con los papeles encendimos los pitillos y lanzamos en humo al aire para convidar a la mujer que quiere fumar, también cuando bebemos algún licor le obsequiamos algo lanzando unos chorros al piso...    

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