miércoles, 13 de junio de 2018

ROMPO

Por Alexis Mendoza

El César se asoma por la ventana a llamarme pero un viento premonitorio le cierra la ventana en la cara... y de paso arranca el diploma del colegio de mi hermana de la pared y se hace añicos en el piso, el estruendo lo oímos atrás mientras avanzamos hacia el río... espiamos por los árboles no sea que haya alguna parejita haciendo sus cosas... el lugar esta desierto y apenas el puente colgante si se mueve... el César comenta que se ha levantado a la Tremebunda una chica de la Loma que es un poco gordita pero que promete... yo estoy fascinado con ver en el río los renacuajos ir de un lado a otro, la vida es la excusa perfecta para ir y venir sin ton ni son... Al rato llegan unos campesinos alarmados porque río arriba oyeron disparos... el César los tranquiliza y les comenta que suele haber cazadores persiguiendo algún gato salvaje... los campesinos se van y dicen con seriedad ¡cuídense muchachos! El césar se descuelga con agilidad del puente colgante antes de alertar que viene por el río algo flotando... puede que sea basura... le digo, pero cambio de idea cuando una masa humana se asoma flotando y tomamos posesión en el puente para tratar de ver bien de quién se trata, pero nos ha pasado el susto cuando descubrimos que solo es el espantapájaros de alguna finca que quizá por el viento se cayo al agua... con varas le rescatamos y ya en la orilla se nos ocurre llevarlo hasta el pueblo y usarlo para asustar a la gente, así que ya cuando oscurecía lo dejamos en pleno parque acostado como un borracho y nos escondemos a esperar, el tiempo pasa y nadie viene ni va, y nos vamos de allí cuando un grito se escucha y regresamos a prisa y es cuando una doña yace medio desmayada reconociendo las ropas de su esposo prendas que usa el espantapájaros y que quizá por lo que sucedió luego nunca vaya a usar de nuevo.  

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