Por XervanteX
Renunciamos a lo que tenemos por tener lo que no es nuestro.
A la hora en que todos ebrios festejamos con bailes el motivo de estar vivos, nos encontramos a un grupo de extranjeras que gustosas bailan dando saltos y riendo divertidas, les invitamos a nuestra mesa que se ha volteado ya de tanta botella vacía, les hacemos la trampa de siempre nosotros tomamos agua y a ellas les brindamos el licor con más grado de alcohol, son siete hermosas princesas salidas de Asía. Nos entendemos con risas y un esmerado ingles. El Emperador César grita ¡Sweet! y ellas levantan sus copas y brindan. A parte el Emperador César nos exige le aparten a una rubia de ojitos claros y porte de deportista ¿Cuál? decimos en coro porque todas son de ese porte, él la indica y dice que se va a la playa a cometer el acto. Mientras nosotros hacemos el acto de jugar a las adivinanzas con señas y las chicas nada que caen ni en brazos de Morfeo, ni en garras del licor más agresivo, siguen simulando alegría. Vuelve el Emperdador con una cara de espanto y nos aparta de la mesa diciendo que no nos perdemos de nada con esas chicas, además de anorexicas, dice son viciosas, a la que me llevé le saque esto dice mientras indica una bolsa que a lo mejor es pura droga ilegal que al huir tiramos al mar. Al otro día por los bares y kioskos se divisan a siete princesas preguntando por unos babosos que les robaron el azúcar especial para evitar les dé diabetes.
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