Por XervanteX
Mi religión es este silencio, donde hay temeridad, no hay paz, porque el humano de por si es violento, y es que la reacción es valedera, así el cuerpo escupe o eyacula y así se mantiene.
El Charlie sale del burdel infecto, morado de tanto alcohol, las chicas comienzan a salir también a tomar el sol tienen un color amarillo, y huelen a semen seco, a dos de ellas les invitamos a tomar jugo de naranja con un huevo y miel para reponer las calorías. Yo a Charlie le veo recuperar su esplendor mientras las chicas escupen la mitad de cada bocado, están en shock, fue una noche de diabluras. Una chica se atora con el chicle y dando el espectáculo la tengo que tomar por su pecho y sacudir escupe el chicle y le salvo la vida, ella agradecida me paga el jugo.
El Charlie en eso saca una de sus lacrimógenas historias y las chicas lloran convirtiendo la hidratación en lágrimas con sabor a naranja y a huevo y a miel. Solo cuando ayudamos a las damas a incorporarse a su vida de venta de cuerpos y pasiones me entero que el Charlie esta descalzo - ¡Y tus zapatos? - le consulto y él dice que se los ha obsequiado a una de esas mujeres como recuerdo del amor eterno que se prometieron. Yo por mi parte repito la noble acción de mi amigo, voy busco a una de las chicas me descalzo y le regalo los zapatos, ella es feliz mientras me pierde de vista. -¡Nos hemos prometido amor eterno! - le digo a Charlie mientras marchamos en la búsqueda de otras mujeres que nos calcen.