Por XervanteX
¡Soy inocente! decía nuestro Emperador rindiéndose a los brazos de la autoridad, él tampoco hizo por reprochar los cargos que le señalaron... Por mi parte yo si tenía casa donde volver y algo para hacer por tanto no me rendí ni entregue... solo esperé... A los tres años estaba de nuevo a puertas de la cárcel para recibir al Emperador que salía con medallita de oro por buen comportamiento ¡no fui violado! me dijo sonriendo y le devolví la sonrisa, él y yo portábamos una piel blanca, él por el encierro que no le hacía recibir el sol y yo por condenarme a escribir... Volvimos al delito de la vida el buscar una oportunidad, buscamos un par de mujeres calibre 40 con fachas de adolescentes y les hicimos el amor para regar la leche que se nos estaba volviendo mantequilla en las gónadas. Perfeccionamos nuestras letras y voceamos poesías en los antros con la recompensa de algunas monedas lanzadas con beneplácito de putas y estafetas (perdón por las mayúsculas)... Nos unimos a marchas violentas donde conocimos a esculturales hippies con mameluco y ruana y debajo de todo eso el olor del sexo al no bañarse por días... Nos vinculamos a la estrecha rebelión por-no tener otra opción y cinco años después volvía el emperador tras las rejas y yo a despedirlo con la consigna de que le iba a esperar para la nueva era hacer lo mismo de todos los días esperar la hora final.
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