Por Emilio Suárez
La fabula comienza cuando el coyote tenía una sed terrible pero sabía que al río siempre iban las fieras más voraces a esa hora y luego de beber se echaban a la sombra y procuraban estar pendientes por si alguna presa fácil se aproximaba a beber al río para lanzarse al ataque. Aprovecha el coyote sin embargo su amistad con la lora a la que comparte un plan para vengarse de las fieras y de paso saciar su sed. A la hora indicada aparece la lora por la rivera del río lanzando gritos de advertencia de que río arriba viene la creciente, las fieras salen despavoridas, aprovechando esto el coyote se asoma a la orilla y bebe pero no tiene en cuenta que el cocodrilo acecha y atrapa de una pata al coyote, - no ves que viene la creciente - le reconviene el coyote pero el cocodrilo que por viejo sabe mucho del río no evidencia ninguna amenaza y mejor quiere llevarse su presa, en eso aparece la lora tratando de salvar a su amigo se inventa que las fieras no se comieron el cuento y vuelven en manada, el cocodrilo no es tonto no le cree pero sin embargo vigila la rivera y en esto el coyote dando un brinco escapa y se lanza a correr por toda la rivera del río mientras el cocodrilo arranca a perseguirlo, en esto las fieras aparecen y se unen a la persecución, la lora mientras tanto trataba volando bajo de atraer la atención de las fieras pero su esfuerzo era vano. Llevaban mucho camino recorrido cuando ahora de verdad una creciente bajo por el río y se llevo a todas las fieras incluido el coyote que en medio de el agua veía calmada su sed y termino para su fortuna en una pila de ramas caídas y desde allí fue testigo como hasta el cocodrilo daba vueltas y vueltas y se iba lejos muy lejos.
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