Por Emilio Suárez
El Emperador César se adelanta para negociar la tarifa, pero las chicas son veteranas en eso de cobrar - saben matemáticas -
En eso llega nuestro estratega mayor el Charlie quien se alista como para un round de pelea y aturde a las susodichas con la idea de que no somos unos cualquiera... aunque las chicas si...
Pero en medio de todo sale la chica que se las da de estadista y confiere junto con la economía unas tarifas para morirse de risa.
El Emperador César contundente inicia un escándalo que atrae a gallinazos y a la misma autoridad que se quiere quedar con la mejor porción.
Pero el Charlie haciendo gala de su teatral dramatismo lanza su discurso como lo haría el Hamlet de Shakespeare y en lugar de decir el crucial - ser o no ser - les dice a las prostitutas señoritas de dudosa re-puta-ción y les acompleja cuando les dice que con el debido respeto les ha pedido rebaja a su servicio.
El Emperador César a carcajadas dice que ya no es necesario eso de comprar caricias y amor ya que de la escena pictórica entre forcejeo y descontento y el montón se le ha adelantado la corrida y prueba de ello es una mancha soez en la bragueta y un rostro de satisfacción que ni al ir a comulgar (con el debido respeto).
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