Por Yania Salazar
Comprobamos que lo que parecía importar no importaba.
CHARLIE: Juro que el tipo iba perdiendo, le tenia sometido los golpes y ataques del otro, y solo se mecía en las cuerdas, y fue en el entre tiempo que algo paso...
CÉSAR. - De confiado vos, le apostaste al perdedor...
ALEXIS - Serán perdedores ustedes arrugaron los puños y apretaron el culito y no se dan cuenta de que el Entrenador va y le inyecta el ácido... plis plas!
CHARLIE: No eso si que es trampa, razón el tipo que lanza llamas por los ojos y ya no recibe sino que da puños y hasta el Arbitro va a parar al suelo...
CÉSAR. - Lo bonito sucede después cuando la gente se alienta a estrenar los puños, a las damas les manosean y hasta yo me apodero de esta cadenita de oro de algún mesurado cuello, hasta con cabellos artificiales arranqué...
ALEXIS - Pero más espectáculo fue cuando al tipo que llevaba las apuestas y la plata le cayeron y el tipo solo se libro de la golpiza tirando por los aires los billetes y tiquetes....
CHARLIE: Y el boxeador que no calma, el ácido le voló la voluntad, a diestra y siniestra ajusticia a todo rostro que se le ponga al alcance, el espectáculo arrecia cuando los uniformados ingresan e irrumpen con disparos de arma detonante que ensordece a todos....
ALEXIS - Yo me alcanzo a robar la dosis de ácido restante que tiene el Entrenador y se la doy al contrincante para que haga lo suyo, pero el tipo no sabe qué hacer le doy la idea terminar la pelea y zas!
CÉSAR. - Y qué importaba la pelea si las apuestas se habían perdido...?
CHARLIE: Saber quién aposto bien y quién no!
ALEXIS - A mi de agradecido ese señor me regalo los guantes, creo los voy a vender y me compraré más ácido...
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