Por Aley
Don Primo ve la vitrola azul y se le ocurre dársela al Alexis. Después de ir a la casa de empeño con los billetes se van a apostar a los gallos al parque y ganan, luego se van a comer mangos a la azotea, y luego a conversar con las chicas malas de la comuna 14 y luego a ver salir a las secretarias de los juzgados con sus empinadas zapatillas y falditas de ensueño y luego a comer nísperos con miel y luego de nuevo a la azotea a ver como ensayan los de la banda, y luego se cansan los dos de existir... Don Primo es feliz, sonríe con sus dos colmillos y Alexis aunque tiene la dentadura completa no se le ve sonrisa... luego se acuerdan de ir a reclamar la vitrola pero han extraviado el recibo y no hay forma, entonces Alexis convence a don Primo que esa noche asaltará la casa de empeño y recuperara la vitrola. Así que don Primo duerme cuando llaman a su puerta unos policías diciendo que si conoce al muchacho aquel que llevan -¡claro! si es el Alexis - dice, y ellos le explican que le interceptaron cuando quería poner una bomba en su casa. ¡Qué bomba! dice don Primo y le indican la vitrola cosa que jamás los de la autoridad habían visto en sus enclenques vidas.
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