Por Brandy Azalea
Beto subió a la barca pero en seguida noto que el agua entraba aprisa, arriesgándose a hundirse en la mitad del río corrió el riesgo, sacaba el agua con premura y vigilaba la otra orilla, era urgente, tenía que estar al otro lado con la medicina. El hoyo por donde se filtraba el agua se hizo el martes cuando no miro una piedra inmensa que yacía albergada en el barro, Beto pensó que no pudo ser la corriente quien la arrastro ¡pero qué va a saber él de piedras! menos de ríos. Creyó que el hoyo no iba a ser problema para volver pero allí estaba remando rápido y sacando el agua aprisa, le faltaba un metro cuando sintió que el agua le ganaba y entonces se atrevió a dar un salto recordando cuando hacía deporte pero no llego tanto a la orilla como si al agua que le mojo los pies. Pudo ver como además la barca se hundía y se iba con la corriente mientras él pensaba en una historia fantástica para el viejo Pacho propietario de la barca.
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